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Cuando yo era un Rolling Stone

Tal vez el sueño más grande que tuve siempre, desde el inicio de mi carrera como fotógrafo, fue trabajar y publicar en la revista Rolling Stone en algún momento de mi vida. Como rockero frustrado era lo mejor que me podía pasar si quería llegar a ver mi nombre aparecer en sus páginas de alguna forma alguna vez. Por suerte, durante cerca de cinco años la revista se editó y distribuyó en Colombia de manera impecable y exitosa. Fue un espacio importante y definitivo para una generación de fotógrafos y escritores que creció y vivió inspirada con su contenido y nivel durante todas esas décadas de espera.

Entre los años 2004 y 2008 el sueño sucedió. Fue amor a primera vista, y fue amor del bueno. Durante ese tiempo cubrí para ellos mes a mes conciertos, festivales, eventos y lugares de la escena musical en Bogotá. Retraté también a personajes coloridos de la cultura alternativa local y bandas de todo tipo en la ciudad. Estuve cerca de algunos de mis ídolos y dejé amigos importantes que me sobreviven hasta hoy. Su dinámica y método de trabajo fueron siempre perfectos para lo que yo hacía y deseaba. Fueron años inolvidables.

Nunca tuve una credencial y nunca la necesité. Invocar su nombre fue siempre suficiente. Era una verdadera razón de orgullo para todos allá adentro. Adoro otras publicaciones que he considerado mi casa y que han representado pasos importantes en mi fotografía como SoHo, Arcadia o El Librero. Pero Rolling Stone ha sido, sin duda alguna, uno de los grandes amores de mi vida y es así como mejor la recuerdo.

Ahora la revista vuelve al país. Desde este mes y ojalá para quedarse. Si me llaman voy. Mientras tanto, les comparto aquí algo de lo que hice para ellos durante todos esos años y que me llenó siempre de tanta y tanta felicidad.

Rolling Stone Colombia 001