El sueño para la paz
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Texto por: Javier Lafuente
Año: 2016
1. Maria Elena tiene 28 años, ingresó a la guerilla cuando tenía 13. "Suele ser así", resume, sin querer darle más importancia. A punto de iniciar un curso para aprender a usar ordenadores, confía en poder seguir estudiando en su vida como civil. "Seguir mejorando con la fotografía, los vídeos...". Una sensación, la de querer seguir aprendiendo, que comparte con Guzmán, de 21 años, desde hace 5 en la guerrilla. Su sueño es vivir en una ciudad, concretamente en Medellín. "Siempre me han hablado bien de los paisas", sonríe. Allí confía en estudiar Medicina. "Hay que mejorar el sistema de salud".
2. Lucelida Sánchez ingresó en 1984 en las FARC. Ahora tiene 46 años. Asegura que, desde el primer momento, luchó por ver la transformación de Colombia en un país más justo. No sabe qué se encontrará cuando deje las armas, pero seguirá trabajando, dice, por reducir la desigualdad. Igual que Benjamín, 39 años y desde 1999 en la guerrilla, donde también está su hermano. Le gustaría tratar de estudiar, aunque "ahoritica" no tiene muy claro qué : sistemas y profundizar en sus conocimientos de odontología son sus dos opciones.
3. Duberney tiene 23 años e ingresó en las FARC en 2004. Mata el tiempo 'Las venas abiertas de América Latina'. Los cursos sobre cómo preparar explosivos y controles remotos ya quedaron atrás. La electrónica, no obstante, le apasiona. Su sueño -"ojalá este proceso funcione"- es llegar a ser ingeniero electrónico. El mayor anhelo de Alejandra Ortiz, de 19 años y seis en la guerrilla, es que Colombia deje de sufrir la guerra. Como tantos guerrilleros, quiere ser enfermera, aunque no le termina de convencer la idea de vivir en una ciudad. Prefiere quedarse en la zona del Putumayo.
4. Hace 14 años que Eliana ingresó en las FARC. Ahora, a los 26, y en vísperas de que se firme la paz, se prepara en un curso de computación, aunque lo que le gustaría es poder estudiar Medicina. Dumar, que a sus 22 años lleva 6 en la guerrilla, se sale de lo habitual. Su deseo es vivir en una ciudad, en Bogotá, en la capital. Allí confía en poder estudiar Arquitectura y ser profesor, sin dejar de lado la militancia en el Partido Comunista.
5. Ezequiel es uno de los más veteranos del campamento. Tiene 56 años e ingresó en las FARC en 1989. Una cicatriz de un accidente, antes de ser guerrillero, le acompaña cerca de la boca. Después de casi tres décadas en la guerra, ahora piensa en dedicarse exclusivamente a la agricultura, a cultivar caña y yuca. Quién no quiere tampoco oír hablar de una ciudad es Yudi, de 34 años y 18 en las FARC. Le apasionan los animales, que le acompañan a todos lados. Cuando se incorpore a la vida de civil le gustaría estudiar Veterinaria.