La muerte del poeta
“Estimado Camilo Rozo,
Te escribe Jannine Montauban, la viuda de Eduardo Chirinos…”
Son las primeras líneas de un correo que recibí al inicio de este año mientras me encontraba lejos del país en vacaciones. Me bastó leerlas una sola vez para llenarme de tristeza y de sorpresa pues no tenía idea de que el poeta peruano, que retraté años atrás en Bogotá para la revista El Librero, había muerto. Ahora su viuda me escribía para pedirme amablemente una de las fotos de aquella sesión.
“… Me gustaría saber si puedo contar con tu autorización para utilizar una de las fotos que le tomaste a Eduardo en el 2013 en casa de nuestro amigo Juan Felipe Robledo (es la foto de Eduardo sentado en un sillón, con otro sillón vacío al lado)”
Me decía también que el retrato iba a ser utilizado en una revista italiana que trabajaba en la traducción de algunos de sus poemas con motivo del primer aniversario de su fallecimiento. Mi sorpresa fue aún mayor pues tampoco sabía que había pasado ya un año desde su muerte. Me sentí peor. Le respondí diciendo que claro, que podía usarla, y le reenvié esa misma foto que en su momento le puse al poeta en baja resolución para que él la viera y la tuviera. Le prometí que cuando regresara al país le haría llegar una selección en alta resolución incluyendo la del sillón que me pedía.
Al volver a Bogotá me di a la tarea de buscarlas. No las encontré en ninguno de los discos duros, ni en ninguno de los CD’s de back up que a veces hago. Pasé tres días buscándolas por fecha, en tarjetas olvidadas por ahí; en otras carpetas de trabajos que hice para otros medios por esa misma época y nada; las perdí. Algo que no me explico aún sucedió y es la primera vez en la vida que me toca una tragedia así. Me ha dolido como nada en mi carrera. Me tomó días superar mi error y le respondí a la viuda contándole mi desgracia y disculpándome por no poder cumplirle mi promesa.
Tan solo me quedó de recuerdo esa única imagen en baja resolución que le hice a Eduardo y el texto corto que él me envió en un correo confirmando que la había recibido:
“Muchas gracias, querido Camilo. El gusto ha sido mío, pues ha sido un verdadero placer conocerte y la foto ha salido genial (el detalle del sillón vacío al lado no sé por qué me conmueve) Ojalá podamos volver algún día a vernos.
Un abrazo desde Italia,
Eduardo”
Junio 22 de 2017