Blondie
De niño siempre tuve la impresión de que mis tíos maternos eran pésimos tratando de ocultar las revistas porno que compraban cada mes. Hacerlo bien nunca les interesó del todo, al parecer, y en casa de mis abuelos pude siempre encontrarlas y ojearlas con paciencia y comodidad en el rincón que me antojara de sus habitaciones. Por entonces Playboy era su favorita. Era lo mejor y casi lo único que se conseguía de manera exclusiva en las farmacias de barrio en Bogotá. Los años setenta se agotaban y el sexo era mas que un tabú en mi entorno y en la sociedad. Yo tenía siete, ocho años tal vez.
En una ocasión, durante una de mis pesquisas, descubrí una foto que atrapó toda mi atención. Una imagen que me mantuvo perturbado hasta hace poco tiempo cuando, décadas de curiosidad, y el infinito poder de Google, me llevaron a encontrarla, a observarla de nuevo e intentar atar los cabos sueltos que desde entonces estaban sin solución. Era una foto en blanco y negro tomada durante un concierto de Deborah Harry -cantante del grupo Blondie- y en la cual se veía ella de pie frente al micrófono, vestida apenas con una camiseta blanca estampada, sin pantalón y sin ropa interior. Sin ropa interior y con una actitud tan serena, tan casual, tan normal, que estoy seguro de que fue eso justamente lo que mas me terminó por afectar. Pensé muchas cosas mientras la observaba, pero principalmente, mi gran pregunta por entonces era: en qué lugar del mundo es permitido hacer cosas así?
Febrero 09 2012