La infancia de Raleigh
De Sir Walter Raleigh la historia ha dicho que fue un navegante exitoso y un explorador insaciable, que ejerció la política de manera habilidosa, que ofició como pirata despiadado. Poeta, escritor y soldado, este noble inglés jugó un papel importante en la derrota histórica de la armada española en el siglo XVI y fue el responsable de que Europa conociera el tabaco, las papas y otros productos del nuevo mundo. Su lugar como favorito de la Reina Isabel I sin duda colaboró con sus múltiples reputaciones y todos sus éxitos, pero fueron su amor y fascinación por el mar los que en realidad lo impulsaron a convertirse en todo aquello que de él se ha dicho y que lo sitúa como héroe nacional y figura insigne de la historia universal.
La Galería Tate en Londres exhibe desde hace mas de un siglo una pintura que cuenta con detalle exquisito todo esto y mucho mas. Una obra decisiva en mi interés por la narrativa y la imagen individual, y que ha sido referente importante en mi trabajo fotográfico hasta hoy. El cuadro se llama “La infancia de Raleigh” (The Boyhood of Raleigh), pintado por John Everett Millais en 1870, y hace parte de lo mas notable de la escuela Pre-Rafaelísta.
La pintura muestra a dos niños que escuchan atentos a un hombre de mar narrarles historias sobre las maravillas y desafíos del mundo mas allá de la costa de Devonshire, lugar en el que nació y creció Walter Raleigh, y que el pintor aquí usa como punto de partida. Cada detalle en el encuadre es importante: la mano que señala el horizonte, el ancla, el modelo a escala de un barco de juguete, el ave colorida que no pertenece a ese paisaje, las vestimentas de los personajes en la escena, las miradas del pequeño Walter y su hermano Carew. Cada elemento, cada conexión en la pintura, hacen intuir con facilidad el inicio y el por qué de todo aquello que dio vida a la leyenda del poderoso Raleigh y su apasionada vida de mar.
Al final de sus días una expedición fallida al Orinoco en busca de “El Dorado”, sumada a un matrimonio secreto desaprobado por su protectora La Reina, y otra serie de errores acumulados, hicieron que en 1618 Raleigh fuera decapitado en el Palacio de Westminster. Años antes de su ejecución había escrito, desde otro paso breve por la prisión, el primer volumen de su “Historia del Mundo”. Este cuadro es la historia de ese hombre.
Febrero 15 2012
La pintura, como la fotografía, son visiones incompletas que necesitan de nosotros los observadores para ser contadas.
Saludos y enhorabuena por este blog! Lo seguiré de cerca.